lunes, 6 de julio de 2009

Un joven nomada

Sus nervios iban a estallar, él ya no podía más. No podía más, no podía más!! Detestaba su mundo, detestaba todo, le daba asco su realidad. Por eso, decidió dejarlo todo. Decidió dejar a su colegio, a su familia, a sus amigos, a su novia a su ciudad. Él empezó un viaje y él no sabía si iba a tener regreso. Agarro su mochila, puso media docena de bananas, un lapiz, algunas hojas, una almohada y un cepillo de dientes. Agarro su bicicleta y se fue. Desde su casa, dobló hacia la derecha y siguió recto sin parar. Siempre quizo hacer eso. Le dió con todo, antes de que su hermano o alguno de sus viejos lo vean. Las primeras cuadras las conocía pero lentamente se iba transformando en algo diferente. Él sigió adelante.


Habían pasado horas, días y el ya hace rato que estaba lejos de su hogar. Llegó a una zona montañosa. Sobrevivió como pudo. Cuando llega la cima de una pequeña montaña, se toma un descanso, dibujando el paisaje. Un hombre grande aparece, el vivía ahí. „Es hermoso“ le dijo. Empezaron a conversar, él le preguntó porque vivía ahí. El hombre le dijo que estaba arto de la ciudad, estaba arto de la inflación, de las crisis de los politícos y de la arrogancia de la gente. El solo quería vivr, pero no los problemas que se hacían los humanos a si mismos, sino la vida, él quería vivir la vida. Por eso decidió vivir en la montaña. Él se quedó unos días y después partió.


En un tren está él. Se encuentra con un hombre que vive en los trenes. Le pregunta por que. Él hombre le responde que es su vocación vivir en los trenes y obserbar a la gente que entra y sale. „Sabías que la gente mira más al suelo en los días de lluvía?“ Le pregnta el hmbre. Él lo niega. Conversan y él cuenta que cada día se puede hacer otra cosa, existen millones de posibles actividades para hacer, cada día uno puede viajar a otro lado y sin embargo la humanidad, niega la posibilidad de tener una vida más rica y se decican a juntar objetos y plata, para decir que son ricos. Èl estaba todos los días en los mismos lugares a los mismos horarios y sintió la necesidad de romper esa estructura. Le regalo al hombre el cepillo de dientes y comenzó la vuelta a su casa ese mismo dia.

1 comentario:

Mariela dijo...

Me encanto Agus, aunque extrañe tus absurdos, pero realmente me gusto mucho.